Capítulo 7: Hasta pronto, Uluwatu.

10 Jul 2024. Ukuwatu - Bali 

Ayer, tal y como me había prometido, madrugué mucho para poder ir a la playa desde bien temprano. Tras un desayuno abundante, como siempre, me dirigí hacia la playa de Uluwatu, que es la playa de Single Fin. Mi idea era tirarme en la arena cuando todavía el sol no pega muy fuerte y ver a la gente surfear. Sin embargo, novata de mí, no sabía que la marea a esas horas está muy alta y lo único que había de playa en aquel momento era un par de metros cuadrados bajo unas rocas con lo cual me quedaba encerrada como en una cueva con ninguna visión hacia el mar ni hacia la gente surfeando, así que decidí cambiar de playa y me fui a lo conocido, Bingin, otra vez en la moto con Gojek. Estuve allí tirada en la toalla un par de horas, leyendo tomando el sol y hablando con una mujer local que se me acercó a venderme pulseras y, aunque al principio la rechacé con rotundidad, después no pude negarme y acabé comprándole una pulsera que no me gusta y que puedo encontrar en cualquier esquina por la mitad de precio. La mujer me estuvo contando, creo, porque su inglés no era muy bueno como el de la mayoría de locales, que al día siguiente se iba a otra zona de Bali para una ceremonia porque su madre había fallecido y le iban a hacer una despedida en el mar. Le pregunté la edad de su madre y me dijo que tenía 100 años y ella 70 años, ella estaba ágil como una veinteañera pero no me sorprende, la gente aquí parece alimentarse bien y está constantemente haciendo esfuerzo físico y eso se les verá recompensado, aunque he de decir que aquí uno nunca sabe qué edad tiene la gente local, a veces miro a alguien y le echo entre 20 y 50 años. 

Cuando ya estaba cansada de playa, me subí a uno de los bares en el acantilado a tomarme una cerveza mientras miraba el mar y a la gente surfeando las olas. Nada más sentarme con mi cerveza, el chico de al lado me abrió conversación con el típico “qué buen día hace, eh", y esa frasecilla por la que al principio no aposté un duro, nos dio pie al californiano y a mí a pasar un par de horas charlando allí. A decir verdad, he conocido a tanta gente en estos días que ya mezclo las vidas de todos, me cuesta acordarme de si viven aquí, si están de vacaciones o si están al principio o al final de sus viajes, pero en cada una de esas conversaciones siempre aprendo algo nuevo y eso me encanta. 

Por la noche salí a cenar con un chico ecuatoriano que había conocido un par de días atrás y que, para mi sorpresa, había estado en la feria de Jerez de la Frontera hacía poco porque tenía amigos del Puerto de Santa María. Salimos a cenar a un Warung, un restaurante de comida local. En este caso, se pedía la comida que ya estaba preparada tras una vitrina y al final te daban un ticket con el precio de todo lo que habías elegido. Yo pagué un total de 40000 IDR, unos 2,25 euros, por un plato repleto de arroz, noodles, ensalada, verduras, pollo y beans. Tras la cena nos fuimos a tomar algo al sitio al que va todo el mundo el martes por la noche, Rolling Fork, y allí nos encontramos con su amigo y estuvimos bebiendo y bailando. Había música en directo, era un grupo local que cantaba canciones en español y en portugués y aunque a veces se apreciaba que se inventaban las palabras como yo lo hago cuando canto en inglés, me parecía asombroso que teniendo un idioma tan sumamente distinto al nuestro, pudieran cantarlo tan bien. La fiesta acabó poco más tarde de media noche y me fui a casa. La semi final de la Eurocopa era esa noche, en Alemania se disputaba a las 9 de la noche, lo que significa que aquí era a las 3 de la mañana. Unos chicos franceses me ofrecieron ir con ellos a verlo a The Bench, el sitio donde vi los cuartos de final contra Alemania, pero ya estaba en casa y muy cansada, así que me perdí la oportunidad de ver cómo España ganaba 2-1 a Francia con un grupo de franceses. 

Hoy me he despertado relativamente temprano y he recogido mis cosas y las he empaquetado de nuevo en mi mochila porque hoy me tocaba venir hacia Canguu, mi segundo destino y mi encuentro con Maido. He dejado mi mochila en la recepción y me he ido a desayunar con Megan para despedirme de ella. Después me he ido a la playa de Padang Padang con uno de los chicos franceses y hemos pasado allí la tarde. Al parecer en Francia dicen que las profesoras de español visten de Desigual y me ha resultado curioso porque en España dicen eso de las profesoras de inglés, aunque en mi caso no se cumpla. Sobre las seis de la tarde me he dirigido a mi alojamiento a recoger mi mochila para venirme a Canggu. Todo lo fácil que es coger una moto en Gojek y lo que me ha costado encontrar un taxi para venir hasta aquí. He tenido que solicitarlo en muchas ocasiones tanto en Grab como en Gojek y todos me lo cancelaban, creo que ha sido porque era hora punta de tráfico y ninguno quería pasar mucho rato atascado en mitad de la carretera. Tras más de media hora intentándolo, lo he conseguido. Hemos tardado 1:50 horas en venir desde Uluwatu a Canggu, que están a 20 km de distancia. Ahora estoy en el nidito de amor que compartiré con Maido 4 días en Canguu, esperando a que llegue para darle la bienvenida a Bali y empezar la segunda parte de mi viaje en compañía, en muy buena compañía. 

   Las hormiguillas surfeando en Ukuwatu beach.

                        Con el muerto a otra parte.







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