Capítulo 5: Como en casa ya.
07 Jul 2024. Uluwatu - Bali.
Buenos días. Estoy escribiendo desde un sitio privilegiado y quizás uno de mis favoritos desde que llegué a Uluwatu. Es un bar-tienda, Drifter, las mesas, sillas, barras y bancos son de madera y toda la decoración está relacionada con el surf. Tienen una tienda surfera con cosas chulísimas aunque caras. Está ubicado a la perfección entre el cruce para ir a la playa de Padang Padang y a la playa de Bingin, así que prácticamente todo el mundo pasa por aquí para ir o venir de surfear. Estoy sentada en una barra de madera en un taburete alto desayunando una tostada deliciosa de huevos con aguacate y un capuchino. Suena una playlist llena de música de esa que da buen rollo y desprende buenas vibraciones. La gente pasa en todas direcciones, la mayoría en moto, con su tabla de surf, con gafas de sol, gorra y bikinis y bañadores. Me hace muy feliz estar aquí aunque al mismo tiempo me da pena pensar que esta vida no es para siempre y que al acabar el verano, estaré de vuelta en España. Jamás había deseado tanto ser rica como en este justo momento. Me encantaría poder dejar mi trabajo y venirme aquí a vivir la vida, aprender a surfear y a conducir una moto, tener mañanas de surf, desayunos lentos, tranquilos y deliciosos, tardes de playa y noches de fiesta y de conocer a gente procedente de todas partes del mundo. Sé que es pedir mucho y me conformo con pasar el verano por aquí y, quizás, repetir la experiencia pronto en otra ocasión, pero por pedir que no quede, ¿no?
Es la 1 pm, y sí, estoy desayunando a estas horas porque ayer volví a salir y me terminé acostando a las tantas. Mi idea de madrugar todos los días, hacer deporte e irme a la playa bien temprano no podía estar más lejos de la realidad.
Ayer me desperté tarde, también, y fui a desayunar y después a un pequeño mercadillo muy bonito cerca de la playa de Bingin, se llama Seed Bingin y creo que solo está los sábados. Había ropa, joyas, decoración balinesa y perfumes. Me compré un perfume que venía en un botecillo muy pequeño porque por falta de espacio no me he traído ningún perfume. Huele espectacular y ahora me arrepiento de no haberme comprado unos cuantos más. Volveré cuando me vuelva para Uluwatu al final de mi aventura y compraré muchos para llevámelos a España. En el mercado quedé con Megan, la chica galesa, y después nos fuimos para la playa de Bingin, allí estaba Lenka, la chica eslovaca, esperándonos. Pasamos la tarde en la playa. Bingin me trajo buenos recuerdos de cuando estuve aquí hace siete años: el camino estrecho para acceder a las escaleras con el suelo de piedra y con flores isleñas a los lados, la escaleras inclinadas para acceder a la playa y finalmente la playa, que ya tenía la marea baja, así que se veía bastante amplia y con las rocas gigantes y los acantilados. Por desgracia, a lo lejos se veían dos grúas gigantescas que parecen estar fuera de lugar y en plena construcción de más hoteles o algo por el estilo. La playa ha cambiado una infinidad porque cuando vine hace 7 años estaba casi vacía y apenas había bares u hoteles pero ahora está repleta de ellos. Sé que quizás vaya en contra de lo que la mayoría de gente piensa pero a mí no me disgustan estas construcciones, me gusta que haya opciones de bares para sentarme a tomar algo con buenas vistas y además son tan bonitos y con esa decoración isleña con flores y tejados en pico de cañizo que no lo veo tan fuera de lugar como las grúas.
Por la noche volvimos a salir, fuimos a cenar a Sugar Rock, el pollo agridulce con arroz y anacardos me supo a gloria tras llevar muchas horas sin comer. Hasta ahora no he almorzado ningún día, me tomo un desayuno muy consistente a mitad de la mañana y luego ceno temprano. Me estoy gastando unos 5 euros por desayuno y unos 8 por cena, incluyendo una o dos cervezas con esta. Hay opciones bastante más baratas como por ejemplo ir a los Warung, que son los sitios de comida local. Yo por el momento prefiero ir a sitios un poco más caros, cuando la cuenta del banco me de algún susto ya cambiaré a los Warung. Después nos fuimos de fiesta a La Bamba, que es el restaurante donde cenamos el día anterior pero que nada tenía que ver con el otro día. Ahora no parecía un restaurante sino más bien una discoteca. Hablando con la gente nos enteramos de que en Uluwatu cada día de la semana hay una fiesta en un bar distinto y los sábados toca en La Bamba, que deja de lado su versión restaurante para poner barras con cerveza y una mesa para el dj. Hasta ahora esto es lo que he podido recopilar: los lunes se descansa, martes a Rolling Fork, miércoles a White Monkey, jueves a Cashew Tree, viernes a Lola's, sábado a La Bamba y domingo a Single Fin. Ukuwatu me pareció entonces como un pueblo, todo el mundo se reúne cada día en el mismo sitio, así que ya conocíamos a la mitad de la gente que estaba allí. Hablamos con unos y otros mientras bailábamos y bebíamos cerveza, yo me sigo manteniendo fiel a la Bintang. A media noche cerraron La Bamba y, tal y como nos dijo la gente que habíamos conocido, había que seguir la fiesta en Il Saloto. Habíamos conocido a unos chicos que venían en sus motos, así que se ofrecieron a llevarnos hasta allí. Había tres chicos y nosotras éramos tres, así que perfecto. Me tocó ir con el chico guapo, así que en mi mente había una Julia haciendo la ola mientras me subía tras él en la moto. Todo lo que el chico tenía de guapo parecía tenerlo de borracho, casi nos caemos en un par de ocasiones de la moto, así que cuando paró en en un 24 horas a comprar alguna cosa, yo aproveché para pedir Gojek, al final me sentía bastante más segura con mis chicos de Gojek que con el guapo. Me dió algo de corte decirle al chico que prefería ir por mi cuenta y él se molestó un poco pero me dio igual, lo que menos quiero es que me pase algo o estar lesionada en el extranjero y a una semana de haber empezado mi ansiado viaje. Il Saloto estaba hasta la bola, así que preferimos irnos a The Hatch a tomarnos unas cervezas con un par de chicos brasileños que conocimos y terminamos nuestra noche bebiendo unas cervezas nuevas, Bintang Crystal, que se asemejan a la Coronita. Aunque acabamos la noche tranquilos, la acabamos tarde, así que de nuevo hoy se me ha resistido el plan de madrugar. A ver qué me depara el día de hoy aunque seguro que cosas buenas también.
Desayuno en Drifter
Gojek forever



Comentarios
Publicar un comentario